Tiene por objetivo adquirir habilidades y destrezas de trabajo autónomo e investigador, argumentando opiniones, contrastando diferentes perspectivas, sistematizando las ideas esenciales, haciendo uso de diversas fuentes de información, recursos, etcétera, y elaborando sus propias conclusiones.
¿Qué es innovación educativa?
De acuerdo a Jaume Carbonell “Es un conjunto de ideas, procesos y estrategias, más o menos sistematizados, mediante los cuales se trata de introducir y provocar cambios en las prácticas educativas vigentes. La innovación no es una actividad puntual sino un proceso, un largo viaje o trayecto que se detiene a contemplar la vida en las aulas, la organización de los centros, la dinámica de la comunidad educativa y la cultura profesional del profesorado.
Pero ¿por qué innovar en la educación? ver el siguiente video.
Principios del trabajo docente para innovar.
Para que pueda haber una buena innovación por parte de un docente es necesario seguir ciertos principios y a continuación se describen.
- Asumir la autonomía y la responsabilidad. Un profesional responsable es aquel que es capaz de responder de los motivos por los que hace las cosas, de dar buenas razones sobre las opciones que elige y de comprometerse con sus consecuencias.
- Trabajar en equipo en instituciones complejas. Un centro educativo es mucho más que una suma de aulas y un claustro mucho más que una suma de profesores, es reconocer la complejidad de la organización del trabajo docente supone comprender que la unidad educativa no es (sólo, ni principalmente) el aula y la materia que se enseña.
- Generar climas de aula que favorezcan la comunicación y la participación. A participar se aprende participando y a promover la participación el docente también aprende promoviendo, las aulas no han sido habitualmente espacios en los que se aprende a dialogar, los docentes que trabajan en ellas han de promover el trabajo en equipo, la colaboración, el diálogo y, en suma, la participación del alumnado.
- Relacionar los conocimientos teóricos con los contextos cotidianos. Más allá del currículo escolar hay vida y es la relación entre el conocimiento y la vida lo que da sentido precisamente a la configuración del currículo escolar. La negociación entre lo conceptual y lo cotidiano, entre el saber y el saber hacer, entre los conceptos y su sentido para quienes han de aprenderlos, es la tensión que el buen docente ha de mantener siempre con el campo que enseña.
- Poner en relación el aula y el entorno. El entorno del aula ya no es sólo el entorno institucional del centro educativo (con su organización de horarios y calendarios), es también el entorno de la realidad social e histórica. Pero, por fortuna, ese entorno ya no se limita al contexto próximo en el que se inserta la institución educativa, sino que ahora se puede hacer tan presente en la cotidianidad del aula lo local y cercano como lo remoto y global. Generar nuevas resonancias entre las actividades en el aula y esos nuevos entornos es otra de las competencias cruciales del docente.
- Interpretar críticamente el currículo y desarrollarlo de forma flexible. La naturalización de los contenidos escolares es normal para los alumnos, sin embargo el docente debe ser consciente de que el currículo es algo construido y, como tal, reconstruible para ser apropiado de forma flexible por él mismo y sus alumnos. En cierto modo la buena práctica del docente consiste precisamente en eso, en su habilidad para la reconstrucción curricular.
- Seguir aprendiendo a enseñar. Los centros educativos y las aulas no son espacios atemporales y ajenos a los cambios del contexto. Si esa idea era seguramente discutible en los tiempos en que los ritmos de cambio social y técnico se daban a escala intergeneracional resulta inaceptable en unos tiempos, como los actuales, en los que el ritmo del cambio es tan acelerado que es perceptible dentro de una misma generación. Por tanto, será más competente precisamente aquel docente que no se sienta nunca definitivamente competente y considere que todavía sigue aprendiendo a mejorar su actividad profesional.
- Recelar de las rutinas y las inercias. Cuando la respuesta más poderosa que puede darse en una institución al motivo por el que se hace algo de un determinado modo es porque así se ha hecho siempre, la institución ha llegado a ese punto en que la inercia no es un elemento de eficiencia en el progreso sino un obstáculo para él. Por eso entre las cualidades de los docentes ha de ocupar un lugar destacado su capacidad para recelar de rutinas y las inercias, sabiendo incorporar la experiencia y las buenas prácticas como hábitos, pero manteniendo la conciencia de que la educación requiere acciones deliberadas y orientadas por propósitos conscientes, no la simple repetición regular de las prácticas consolidadas.
- Querer innovar. La sociedad del conocimiento es a la par la sociedad de la creatividad y la innovación. De modo que fomentar esos afanes en los jóvenes sólo es posible cuando forman parte de las cualidades básicas de sus educadores. Buscar la innovación, estimar la creatividad y favorecer la son, por tanto, aspectos que no pueden estar fuera de las competencias de los docentes si han de estar incorporados en los jóvenes que con ellos se forman.
- Mantener el optimismo. El optimismo de la voluntad es un requerimiento ético de la profesión docente. En educación nadie puede mejorar nada si cree que no es posible hacerlo. Porque en educación no interaccionan procesos mecánicos o biológicos que tienen lógicas inexorables y refractarias a las actitudes y a las motivaciones. En educación interaccionan seres humanos, seres especialmente vulnerables cuando de ellos se esperan fracasos y seres especialmente capaces cuando de ellos se esperan éxitos. Precisamente porque esta profesión se desarrolla en equipo siempre será cierto que en educación, por pocos que haya, siempre sobran los pesimistas de la inteligencia y, por muchos que haya, siempre faltan optimistas de la voluntad. Porque, además, la inteligencia es el fundamento del optimismo del educador y su optimismo el signo de su inteligencia profesional.
Finalmente si pusieran en práctica estos principios cada docente, generaría un gran cambio dentro de la educación y sobre todo en el aprendizaje de cada uno de sus alumnos.
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